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Volando voy, volando vengo

Si hay algo que siempre contrarresta la alegría que me produce que me aprueben las vacaciones para volver a España, es el estrés que me provoca la búsqueda de un billete de avión.

Me da miedo volar, ya sé eso de que los aviones son es uno de los medios de transporte más seguros, que proporcionalmente el número de accidentes de avión es muy pequeño comparado con el de coches, etc. Me da igual, cuando subo en un avión quiero llorar, me entran ganas de vomitar y me suelo poner tan nerviosa que me quedo hasta sin fuerzas para levantarme e ir al lavabo. Volar en avión es mi calvario personal. Aunque sí que es verdad que desde que fui a Vietnam mi pánico a volar ha mejorado mucho; varios trayectos de infinitas horas por el país a bordo de minifurgonetas kamikaze hicieron que al coger el avión de Ho Chi Minh a Beijing de repente volar me pareciera lo más cómdo, seguro y agradable del mundo. Pese a ello, la búsqueda de billete de avión que llevo realizando hace 2 semanas se está convirtiendo en una pequeña agonía.

En mi caso, buscar billete de avión no es sólo comparar precios e itinerarios de vuelo, normalmente también suelo realizar una investigación exhaustiva sobre la compañía: qué tipo de aviones utiliza, cuántos accidentes ha tenido a lo largo de su historia, cuándo fue el más reciente y cuáles fueron sus causas… Así que por motivos obvios, una de las compañías que siempre ha estado en mi lista negra de «no volaré jamás con ellos» es Aeroflot. Cierto es que su índice de siniestralidad ha descencido bastante en la última década, pero cierto es también que hay una entrada exclusiva en Wikipedia sobre sus accidentes e incidentes…

 http://en.wikipedia.org/wiki/Aeroflot_accidents_and_incidents

…y es muy larga, y lo que es peor, la entrada aún no está terminada,  se quedaron en los 90s.

El otro día cuando empecé a buscar billetes de avión, seguía yo con la idea fija de no comprar un billete de Aeroflot, hasta que vi que los precios para las fechas en las que quiero volver a España rondan todos los 900 euros para arriba… Este factor me hizo reconsiderar la decisión de no volar con Aeroflot, al fin y al cabo llevan sin estrellar un avión desde septiembre del 2008.

Así que decidí entrar en su página web para mirar el precio de los billetes, 700 euros, caro de la ostia para ser Aeroflot, pero 200 euros más barato que el resto de compañías… bueno, va, volaré con Aeroflot.

Cuando entras en su página web rápidamente te das cuenta de algo en lo que no se gastan mucho el dinero: diseñadores web.

(Clic en las imágenes para verlas en grande)

Personalmente su página web me da escalofríos. Ese diseño feúno, ese logo de Internet Explorer indicando el Servicio Online… parece que todo te esté gritando «muerteeee muerteeee muerteeee».

Una cosa que me sorprendió es que la página tuviera una versión en español. Y aquí os puedo decir otra cosa en la que no se gastan el dinero: traductores. La versión en español de la web es una risa continua, desde que empiezas a consultar los vuelos…

…hasta que haces tu «reservación».

La parte de «Informacion de pasajero» es sin duda mi favorita. Para empezar, parece que se han hecho un poco de lío con eso de los prefijos, títulos o lo que quisieran decir. Puestos a elegir, creo que me quedo con el prefijo de Joven.

Tampoco es que me queden muy claras el resto de opciones…

El siguiente gran momento risacas llega a la hora de elegir el tipo de asiento:

Qué prefiere, ¿pasillo, ventana o mamparo? No sé qué demonios es un mamparo, pero escogí ese sólo por curiosidad.

 Entonces llegó la parte del pago, que mandó todas mis buenas intenciones al traste porque resulta que no se puede ni pagar con Union Pay, ni realizar la reserva y acercarse a pagar a sus oficinas. Igualmente, decidí que al día siguiente me acercaría a sus oficinas a comprar el billete. Aunque era viernes por la noche, llamé a sus oficinas, con la esperanza de que en el contestador automático señalaran el horario de apertura, que viene a ser lo habitual. Pues no, en Aeroflot no lo es.

Cuando llamas a las oficinas de Aeroflot en Beijing fuera del horario de oficina, primero suena un tono de teléfono que hace como eco en un vacío muy grande y da muy mal rollo, os lo juro. Es como si estuvieras llamando al teléfono de la muerte, y la cosa no termina ahí, tras cuatro tonos, ¿que empieza a sonar? ¡El típico chirrido infernal que hacían los módems cuando se conectaban a internet durante los 90s! Tras intentar llamar a los dos teléfonos que hay en la web de Beijing y que sucediera lo mismo, en mi cabeza empezó a resonar de nuevo «muerteeeeee muerteeeeeeeee muerteeeeee» y decidí que no, me rindo, no vuelo con Aeroflot, no quiero empezar mis vacaciones con un ataque de pánico.

Así que nada, sigo sin billete de avión. Otro día ya os cuento mi lucha personal contra Austrian Airlines, que tienen los mejores precios después de Aeroflot (941 euros, tampoco es que sea una ganga), pero tienen un servicio de atención al cliente realmente molesto, de esos que son extremadamente amables pero no te ayudan en nada. En fin… otro día.